Rescate emotivo, octubre de 2010, Madrid.
Con el amigo JFC nos fuimos a un almacén que estaba a
la vuelta de donde estábamos parando. Era un almacén bien de barrio, y el
septuagenario no podía ser más parecido al viejo de Manolito,
pero con boina, así que asumimos que era vasco.
El local era medio oscuro, te diría lúgubre, y de
todos lados colgaban patas de jamón crudo que de sólo mirarlas se te hacía
fernet la boca.
Fuimos justamente a eso, a llevarnos un buen crudo
para deleitarnos en la antesala de un partido del Atlético de Madrid, que
para ese entonces contaba con la dupla Agüero – Forlán.
Pedimos el crudo, un par de bebidas y algún quesito
tentador. Faltaba algo donde apoyar el crudo antes de mandarlo al buche.
- Buen hombre, tendrá galletitas de agua?
- Para qué?
La respuesta/pregunta tajante del vasco nos descolocó.
- Queremos galletitas para comerlas con el jamón
crudo.
- No
- No qué?
- El jamón crudo se come con pan.
- Pero nosotros queremos comerlo con galletita.
- A mí no me importa. El jamón crudo se come con pan.
- A usted le podrá gustar con pan, a nosotros nos
gusta con galletita.
- No es cuestión de gustos, se trata de cultura.
- Nosotros tenemos otra cultura.
- Pero ahora están en España.
- No nos va a vender las galletitas?
- No.
Cuatro años después de ese día en el que terminamos
comiendo el jamón crudo con la baguette que nos vendió el vasco, pasé de vuelta
por la puerta del local y asomé la cabeza.
- Buen día, mi amigo. El jamón crudo nunca con
galletita no?
- Nunca. Jamás.
Y me fui riéndome solo mientras el vasco me seguía con
la mirada con el que te dije lleno de preguntas.
jajajaja igual tiene razón... con galletita? no da!!! Aguante el vasco!
ResponderBorrarjuajuaaaa!!
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