Nos hicieron la gauchada



El casero estaba a pleno. Nos había anotado en el torneo regional de fútbol 7 que era todo un acontecimiento en su pueblo, Fulton.

Durante los diez días previos se la pasó boqueando sobre el nivel del campeonato y la calidad de algunos equipos que con un poco más de organización podrían estar jugando en alguna liga profesional. Lo decía convencido.

Estaba tan entusiasmado que nos daba lástima bajarnos y por eso agarramos viaje. Éramos los Fernández Orilla -dueños del campo- y dos invitados. Para completar el equipo, el casero nos trajo a un peón de un campo vecino. Casi que hubiéramos preferido jugar con seis.

El día del torneo el pueblo era una fiesta. Todos los habitantes se habían acercado al predio, chamamé al taco, bailes improvisados y mate a rabiar debajo de alguno de los gigantes eucaliptos que rodeaban la cancha.

Nos bajamos de la chata y sentimos como facones esas miradas de acá-llegaron-los-porteños-a-querer-coparnos-la-parada. No sabíamos dónde meternos, el lugar estaba hasta la manija con gente del lugar y de otros pueblos.

Por suerte apareció el casero: vamo muchacho que arrancan en cinco contra el último campeón. Ah, pero sos un fenómeno para armar el fixture.

Salimos a la cancha, que de pedo no tenía una manga y un bebedero en el medio, con el combo short-medias-timbos. No te voy a decir que los de enfrente jugaban en alpargatas pero más o menos.

Nos bailaron durante todo el partido pero por esas cosas del fulbo les ganamos con un gol casi al final del partido. El réferi lo hizo durar como diez minutos más pero no pudieron hacer nada frente a la solidez de Don Carlos, nuestro veterano arquero. Al final lo tuvo que terminar porque tenía que empezar el siguiente. Ni lo festejamos porque nos comían crudos.

Después empatamos los dos siguientes y pasamos a la segunda ronda. Pero antes de seguir, el casero nos invitó a su casa para picar algo liviano.

Arrancamos con empanaditas varias, fiambres y choclos, regado todo con un tinto en damajuana que rajaba la tierra. Mis amigos Fernández Orilla, hombres de mandíbulas malcriar, le daban duro y parejo y yo trataba de seguirles el ritmo. Ya nos habíamos olvidado del torneo.

Don Carlos nos había advertido que nunca debíamos rechazar lo que un hombre de campo ofrece. Nada. Lo seguimos al pie de la letra.

Terminamos el tentempié, que para mi ya equivalía a un almuerzo generoso, y empezaron a llegar las achuras. Cualquier otro día hubiera matado por esas mollejas.

Dale que vienen los chinchu, el riñón y la morcilla. Hay que llenar ese vaso que se nos muere de tristeza. Vamos che, ustedes los porteños no saben comer.

Nos sentíamos dentro de una especie de Hansel y Gretel versión siglo veintiuno. El morfi seguía desfilando frente a nosotros y no podíamos hacerle asco a nada. Ni siquiera al lechón que llegó cuando los ojos casi que se nos saltaban de las órbitas.

Cinco minutos después de terminar estábamos en la cancha otra vez para jugar nuevamente contra el último campeón.

Posta que no nos entraba ni una aceituna pero de alguna manera hicimos lugar y nos comimos seis pepas.

Muy gaucha la gente de campo.

10 comentarios:

  1. Deliciosa historia JPP!!!

    Abrazo!

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  2. Muy bueno Juampi, me hace acordar cuando era chico y fui a ver jugar a los peones del campo de mi abuelo un partido en Coronel Bunge. Fulton es por tandil, no?

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  3. Noooooooo, que ganas me dieron de comer un rico asado!!!!
    Caro

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  4. como extraño ir al campo!
    Gracias x hacer q me acuerdo de esos AAArmosos momentos.
    Gaucha o Guacha la gente de campo en este caso no?

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  5. Muy bueno Juampi!
    Fulton queda pegado al campo de los bustillo en tandil, Estaciòn de tren, curva y contracurva para entrar y aminorar la marcha (ahi donde todos se pasan de largo) y todo que tiene que tener un pueblo de 1ra (pones 2da y lo pasas!).
    Alejo MY

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  6. fue posta lo de hansel y gretel, se los terminaron comiendo dentro de la cancha!!
    lo del casero es tipico, les encanta exagerar.
    me encantó el relato, abrazo.

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  7. lo fundamental es comer hasta el desmayo. paquetisimos los orilla.

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  8. a ver si contamos algun cuentito picante eh...

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  9. Punga: gracias, nos estamos viendo uno de estos días.

    Anónimo (Pichi): los peones son peones pero se creen alfiles.

    Caro: decíle a Iron que se cope y te haga un buen asado.

    Saraza: la gente de campo es buena onda pero más orgullosa que buena onda. El campo es lo más.

    Alejo: diez puntos lo de "pueblo de primera", algún día lo voy a usar y no te voy a pagar derechos.

    Canalla: me gusta que mantengas el buen humor a pesar de tener que jugar la promo.

    Protervo: no nos desmayamos porque el tinto sin marca tenía algún efecto revitalizante.

    Anónimo (NL): en privado te paso mi otro blog donde cuento cosas picantes.

    Pablo: personajes totales los Fernández Orilla, vos los conocés bien.

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