Avatares en lo de Tío Sam (II)


Dónde estoy, qué hora es, qué carajo es esa chicharra que perfora los tímpanos. Es insoportable.

Todavía no logro ubicarme en tiempo y espacio cuando golpean la puerta con violencia y se prende la luz. Faier-alarm-evribadi-aut, grita un grone talle Shaquille O'neill pero mucho más fulero de caripela. Más vale hacerle caso.

Los dos brazucas ya están en pie buscando una campera. Los miro y les bato en horrible portuñol: poxa, estos sem-bergonha filhos da puta. Se miran y se cagan de risa. Los brazucas siempre se cagan de risa de cualquier cosa. La puteada me la enseñaron ayer y estaban esperando que la use.

El suizo, para variar, está aterrado. Se levanta de un salto, manotea un abrigo y agarra un sobre blanco que tiene en el primer estante de un ropero inmaculado. En un inglés bastante choto, y mientras salimos, nos cuenta que ahí tiene el pasaje de vuelta y el pasaporte. Si el edificio se prende fuego es lo único que le interesa salvar. Un capo.

Son las tres de la matina y en los pasillos nos mezclamos los que todavía arrastramos las sábanas con los que vuelven escabiados de algún boliche para estudiantes.

En este segundo grupo está el boludo que seguramente acercó un cigarrillo o un encendedor a algún detector de humo para hacer sonar la alarma. No sería la primera vez. Ya es casi una costumbre que entre los que terminan su curso y se van haya algún salame que rompa los huevos con esta jodita pesada. Y mañana se van unos cuantos.

Afuera hace un frío de juan balcarce diría mi viejo. Trece grados bajo cero según el ecuatoriano que dice tener un reloj que marca la temperatura. El ecuatoriano siempre anda como empastado y nadie le da pelota. Nadie salvo yo, que de lástima me fumo todos sus delirios y alucinaciones.

Y ahí estamos todos. Los que no tuvieron la lucidez para tirarse algo arriba están al borde de un ataque de hipotermia. Ahí estamos esperando que los bomberos, que llegaron antes de que nosotros saliéramos, terminen de revisar todo el edificio para ver si hay algún foco de incendio. Al pedo.

Entre los ruidos de sirenas y el show de luces que se reflejan en los edificios bajos que rodean al edificio principal de la universidad, nos sentimos adentro de una película. Los yanquis son exagerados, dejáte de joder. Hay cinco camiones de bomberos, cuatro ambulancias, y un par de patrulleros. Todos van y vienen, gritan, hablan por el handy y hacen todo lo posible para crear pánico. Me juego que pagarían por encontrar alguna víctima para salvarla y ganarse un emocionado aplauso de los curiosos.

El director de la universidad también está ahí con nosotros, con una cara de culo que le llega al piso. Cada vez que se arma todo este circo y resulta ser falsa alarma, la universidad tiene que ponerse con dos luquitas verdes.

Si yo fuera él, estaría deseando que se queme algo posta, no sé, una clase o un laboratorio, total el seguro paga y zafamos de garpar a los bomberos que ya casi pueden comprarse un camión nuevo con el acumulado.

Pasan diez o quince minutos y no encuentran nada. Falso Shaq nos hace formar dos filas sobre la nieve y enfilar hacia la lecchur-jol, una especie de sala de conferencias que queda en el edificio de al lado.

Ya son casi las cuatro y lo único que quiero es volver al sobre para dormir tres horitas antes de arrancar la jornada. Pero parece que el plan es otro. Ya en la sala, nos hacen esperar al director que quiere decirnos unas palabras.

Ahí, con las luces prendidas, puedo observar mejor a toda esa mezcla de gente.

Sobresale el grupito de argentinos, que se acomodaron en el fondo y andan con ganas de hacer bardo. Raro.

No sé en qué momento tuvieron tiempo de calentar agua y buscar la yerba, pero ahí están mate va mate viene y hablando a los gritos. Se les acerca un grupito de holandeses, atraídos por ese extraño implemento que nunca antes habían visto. Piden probarlo. Yo estoy apartado pero llego a escuchar lo que preguntan los amigos de Máxima: cuánto tarda en hacerles efecto. Altos faloperos los muchachos.

Entre los argentinos está amigou. El pibe es famoso entre los estudiantes porque se armó una empresita para poder solventar sus estudios. Fabrica feics-aidís para que los purretes puedan entrar a los boliches que no dejan pasar a menores de edad. Le va bárbaro y sus viejos están muy orgullosos por lo bien que camina "su negocio de imprenta".

Los brazucas también son unos cuantos. Y también son amigos del barullo, pero le ponen más onda. El carnaval lo llevan en la sangre. Ahí nomás agarran lo que tienen a mano y arman una batucada de antología que hace saltar de sus lugares a unos cuantos.

En eso aparece una odalisca que no sabemos si viene de una fiesta de disfraces o simplemente le pinta vestirse así de ridícula. Durmiendo no estaba seguro porque carga con un escabio para ocho. Se pasea por lo que vendría a ser el escenario del salón y no se da cuenta de que el director acaba de entrar.

El mandamás no puede creer lo que pasa ahí dentro. Su idea de hacernos esperar un rato buscaba que concienticemos sobre la gravedad de lo que acababa de pasar. No esperaba este cachengue.

Con un gesto lo manda a Falso Shaq al centro de la escena. El oscuro pega dos gritos y se hace el silencio. A pesar de un par de murmullos, el director parece convertirse por un instante en el presidente de los Estados Unidos y nos dedica un encendido discurso sobre seguridad, responsabilidad y deber ciudadano; que frente a dos siniestros simultáneos, tanto bomberos como ambulancias y policía deben priorizar la universidad porque hay mayor densidad poblacional.

Parece que su disertación está logrando algún efecto porque no vuela una mosca. Pero el encanto se rompe cuando, otra vez, la odalisca se planta en el escenario y quiere sacar a bailar al director. Interviene seguridad y se la llevan casi de los pelos. Imposible volver a conseguir nuestra atención, asi que evribadi-tu-de-rums... gou-gou-gou.

No pasaba algo tan bizarro desde el episodio del mexicano detenido y deportado por acosar a una japonesa.

7 comentarios:

  1. juajuaaaa, excelente!! me mató lo de falso shaq, y lo de los holandeses que querian falopearse con el mate.
    abrazo!

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  2. que paso che!! se te colgó la pc?? queremos detalles del acoso de los mexicanos!
    muy bueno el relato me cague de risa!

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  3. ja, buen relato.
    Lo de la odalisca es muy pero muy bizarro. Los argentinos siempre dando lanota, un maestro el q falsificaba los documentos, nunca lo agarraron? Estos yankis son tremendos y si lo llegaban a agarrar lo guardaban por un buen rato.
    Saludos.

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  4. me imagino lo que se habran divertido con el discurso del director, tipica cosa yanqui buscar movilizar emocionalmente a la gente, asi les va.
    sds.

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  5. es posta lo de las dos lucas si hay falsa alarma?? yo si soy el director los dejo parados en la nieve hasta que me digan quien fue!!

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  6. Muy buen relato! Atrapado antildiend!
    Es típico lo del mate en el exterior, y los holandeses unos grandes drogones!!
    Lo de las 2 luk's no se puede creer, pero me parece bien, alguien tiene q pagar todo ese despliegue!
    Quedo a la espera del episodio del mexicano detenido y deportado por acosar a una japonesa.

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  7. idem Saraza ... a la espera del relato que quedó trunco ...

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