Contraste



Es un mal presagio. La gente empieza a mirarse porque el tren no se mueve y hace rato que está parado en el mismo lugar.

La voz del tren anuncia algo que no se entiende. Nunca se entiende nada porque el sistema de audio es peor que en una kermés de pueblo. Además la mitad de la gente lleva el emepetres al taco y no se entera de nada de lo que pasa a su alrededor.

Hay uno que tiene especial cara de orto, que resopla y sacude la cabeza onda Stevie Wonder. El resto supone que entendió y le preguntan. El flaco en realidad no entendió nada, pero tiene que responder algo para no quedar como un boludo. Accidente.

Enseguida salta la señora sólo-vivo-para-quejarme. Estos hijos de puta no tienen nada mejor en la vida que hacernos perder el tiempo, y después se quejan porque ganan poco o porque les echan a un compañero.

Pero señora, fue un accidente.

Igual, los accidentes no son porque sí. Los dueños también son culpables porque la plata de los subsidios la gastan en cualquier cosa y no en medidas de prevención. Mirá si les gustará jodernos la vida que al aire acondicionado lo apagan en verano y lo ponen en invierno para que nos caguemos de frío. Una de cosa de locos.

La dejan hablando sola y van a averiguar cómo viene la mano. Y ella está feliz porque hace como dos días que no tiene alguna oreja dispuesta a escuchar su disconformismo sistemático con todo.

El guarda más nuevo paga derecho de piso y sale a recorrer el tren para avisar que el viaje está cancelado. Lo putean en todos los idiomas. Qué fue exactamente lo que pasó. A qué hora se restablece el servicio. No lo sabemos aún. No sabría decirle.

Un flaco de unos veintipocos se cruza en el camino del guarda y se le planta. Tiene un ambo negro bien negro, de Chemea igual que la camisa, una corbata roja de las que cambian de tono cuando las mirás de costado, y un par de zapatos de material símil cuero. Suerte que el pantalón es largo y no deja ver las medias blancas. Me juego que se llama o le dicen Malvestiti.

Se asegura que lo escuchen unos cuantos y arranca con un monólogo sobre la falta de respeto de la empresa hacia sus clientes que pagan por un servicio, que cada uno de los usuarios le está pagando su sueldo y que por eso tiene el derecho a ser tratado como corresponde. No puede ser que no hayan previsto algo así.

Parte del pasaje se acerca y asiente con ganas. Malvestiti se agranda y sigue con su perorata. El guarda hace que escucha mientras manipula un handy. Es imposible entender lo que sale del handy y entonces le dice a Malvestiti que por qué no le lleva su discurso al infeliz que se tiró debajo del tren y que les está arruinando la mañana a todos.

No se lo esperaba. Por eso decide callarse, salir de escena disimuladamente y sacar el libro de Geografía Argentina, una de las seis materias que le faltan para completar el secundario.

Habla de vuelta el parlante, pero de nuevo no se entiende. Entonces el guarda pide a los gritos que se bajen todos de la formación. Los desafiantes de siempre no se mueven de sus asientos. Sacan su agenda, llaman a sus secretarias y se organizan el día. Las cagan un poco a pedos para que el resto vea que son pesados. No les importa demorar todo y creen que así el tren va a arrancar de vuelta pasando por encima del fiambre que espera a los forenses.

El guarda cierra las puertas y ahora te quiero ver. Los desafiantes simulan tranquilidad pero se inquietan cuando al rato el tren arranca pero en sentido contrario. Ya es tarde, no van a poder bajar hasta la otra estación. Que se jodan.

Pasan los minutos. Los bomberos ya llegaron y ya se fueron. Aparecen los forenses que se creen CSI pero que no tienen camioneta negra y llegaron en un gol tres puertas línea vieja. Intentan copar la parada y piden a los curiosos que despejen el área. La gente no les da ni la hora y sigue disparando con su celular al cadáver en capítulos que sacaron de abajo del tren y que acomodaron en tres bolsas asurix. Interviene un gorra con ganas de salir en policías en acción por sus gritos y gestos exagerados. La gente sigue sin moverse.

El parlante vuelve a escena y anuncia algo. A los diez minutos aparece otro tren. No queda mucha gente porque la mayoría, histérica por no perder un minuto, prefirió tomarse bondis o taxis y va a terminar llegando mucho más tarde que los que decidieron quedarse.

Arranca el tren.

El malhumor de la gente por el tiempo perdido contrasta con la tranquilidad que siente una familia porque el padre barra marido, a pesar de estar desocupado y con algunos rojos preocupantes, se levantó como todos los días y fue a tomarse un café al bar que queda cruzando las vías.

7 comentarios:

  1. venia bien pero ese final es muy deprimente!! aunque es una forma de mostrar que detras de un simple accidnete puede haber una historia triste.
    abrazo.

    ResponderBorrar
  2. JPP, no tenía idea de tus dotes de escritor. Harrmoso texto que, como dijo cavernícola, terminó dolorosamente. Pero eso fue lo que más me gustó!!
    Voy a seguir chusmeando tu blog
    Abrazo
    Axel

    ResponderBorrar
  3. atrapado hasta el final. Muy bueno JP!! triste realidad bien desarrollada!
    Abrazo y miren a los costados antes de cruzar!

    ResponderBorrar
  4. No hay contradicción. Algunos se escapan diciendo y comentando pavadas, poniendo el mp3 al mango, haciéndose los importantes, chimoseando... otros se tiran abajo del tren.
    En el fondo nos escapamos todos: a algunos nos gusta el morbo (y entonces nos gusta como termina el cuento y somos como los curiosos que sacan fotos), a otros solo nos interesa sólo lo estético... y a otros nos parece un final deprimente (y nos quejamos como la vieja del tren) y sobre vieja quejona, vieja quejona y media: otros no nos bancamos ni los comentarios... sobre lo que importa, nada.

    ResponderBorrar
  5. La triste realidad ... pero hay cosas peores! ¿Alguna vez podrías escribir algo lindo? ¿o la realidad siempre es una mierda? Algo que cuando lo lea sonría ...

    ResponderBorrar
  6. cavernícola: siempre hay historias trites

    cabe: sos morboso eh!

    saraza: al suicida les digo "antes de tirarse mire si es o no horario pico, así jode a poca gente"

    nuno: sé que no hay contradicción, por eso hablé de contraste

    anónimo: por favor contáme esas cosas peores así escribo sobre ellas

    ResponderBorrar
  7. Ay, ay, ay... Muy cruel con el muchacho de las medias blancas y la corbata tornasolada. ¡Muy cruel!... No te quiero de enemigo.
    Aprovecho mi "guardo reposo acsoluto" para ponerme al día con tu pluma.

    ResponderBorrar