Concentramos a lo Romario


Roma tiene su Coliseo, Paris su Torre Eiffel, Londres su Big Ben.

Polvorines tiene su Viccenza, un bolique que la rompe toda y que no es patrimonio de la humanidad por esas cosas de la injusticia universal.

No hay que morirse sin conocer Viccenza, dijo un reconocido referente de la cultura vernácula. Por eso no me quedó otra que darle para adelante cuando el team propuso que el bolique fuera testigo de nuestros festejos por haber zafado del descenso.

La movida arranca con viaje en remis hasta la zona en cuestión. El remisero parece ser de los que les gusta prender la radio. La propia.

El tipo me habla sin parar desde troncos de talar hasta el cruce de la 197 con la boulogne sur mer. Sólo toma un poco de aire cuando necesita hacerme una pregunta. Una boludez. Pero no me da tiempo a responder porque empieza a sonar Arjona y pone la radio al taco. Hay interferencias y se escucha como el culo pero al remisero meloso no le importa y tararea que el escote en su espalda llegaba justo a la gloria.

El tipo juna Polvorines porque vive ahí y se ofende porque le pregunto si conoce Viccenza. Vos preguntá si conocen a Tuqui y después hablamos.

Hago escala en lo de Jota. Me encuentro con la muchachada dando el mismo espectáculo que dieron en cada uno de los partidos que jugaron desde que se quedaron sin su enganche goleador. Dando lástima.

En la mesa de dos por tres y medio no entra un solo cadáver más. Salvo alcohol de quemar no falta nada. Me dicen que recién están entrando en calor y les respondo que el cuadro se parece a un partido ya perdido por goleada. A Nolo no le causa gracia y sigue con su numerito de mini equilibrista en donde son protagonistas una botella, dos tenedores y un monda quebrado. De todo por dos pesos.

MKT está en llamas. Saca un cuento detrás de otro y entretiene a la tropa con actuaciones grotescas. Tanta energía le pone que termina consumiéndose todo el crédito del escabio. Uno menos para Viccenza.

Durante las casi dos horas en las que el hincha de Racing intenta hacerle sombra a Nolo tratando de sacar el corcho de adentro de una botella, los demás se pisan para hablar sobre las mejores jugadas del torneo. De un torneo que no jugué por la lesión que terminó en cuchillo y me alejó de las canchas. Los relatos se repiten y hasta se mezclan con situaciones de campeonatos anteriores.

Si no los conociera pensaría que están hablando del Milan de Gullit y Van Basten. Pero tengo claro que lo de inflar un poco la cosa es parte del folclore. A falta de un programa que repita las jugadas desde todos los ángulos, la posta es dejar volar la imaginación y agrandar la trucha para sentirnos un poco profetas de la caprichosa.

El alcohol corre que da calambre y los cuentos son cada vez más fantasiosos. Sólo me sale pensar cuánto tiempo tardaríamos en colgar los timbos si alguna vez pudiéramos vernos jugando al fulbo por TV. Jogo cero bonito.

Se hace la hora y nos mandamos en masa a Viccenza.

La cuadra está hasta las manos. Campo Indoamericano un poroto. De Soldati a Polvorines sin escalas.

El gordo chimichurri custodia la puerta y se maneja con muecas. Vos si, vos también, vos si, vos también... con tal de facturar un par de morlacos dejan pasar a cualquiera. Hasta el patrón Bermudez podría pasar sin llamar la atención.

No piden identificación pero sí te hacen levantar brazos y separar gambas. Le toca al gordo Chimichurri y a la bolsa de anabólicos que lo acompaña meter mano y palpar de armas. La pinta de facineroso no entra entre los elementos prohibidos.

Chiqui es nuestro anfitrión y nos hace la visita guiada. Chiqui anda por los dos metros, es nuestro nueve goleador y ya tiene domicilio en Viccenza. Todos le chantan beso y el tipo se mueve como pez en el agua. Un pez gordo en todos los sentidos.

Chiqui se aleja unos metros y copamos la parada. Tratamos de jugarla de local pero nos escanean con una intensidad que se siente en la piel y nos calan enseguida. Nuestro lateral izquierdo tiene tres pelos castaño claro y el contraste es un escándalo.

Entonados con el escabio que trajimos puesto, mandamos baile con pies juntitos, brazos doblados en noventa grados para adelante y palmas abiertas hacia abajo. Improvisamos pasito y nos movemos al ritmo del chiquichic-chiquichic que propone el bolique como única variedad musical.

Entre el show de luces llama la atención un punto rojo que cada tanto baila sobre la cabeza de alguno de nosotros. Demasiado speed con vodka me trae la imagen de un pequeño buraco en la frente y un hilo de sangre que baja suave por entre lo ojos. Chiqui aparece en escena y nos explica que las estrictas normas de sana convivencia del bolique prohiben levantar el trago mas allá de la altura del hombro y que hay un símil Gordo Chimichurri apostado en cada esquina. La primera avisa con el láser. La segunda te saca de las pestañas.

La muchachada baila como poseída. Saco el celular para retratar el momento y el saco de anabólicos no tarde ni quince segundos en palmearme la espalda. Nada de fotos papi. Chiqui se me acerca por el costado y me grita en el oído. Detrás de esa bocanada con niveles etílicos para nada despreciables, llego a entender que me está diciendo que no le dé pelota. Pretende que haga de cuenta que el grueso que ahora me hace marca personal en realidad no está ahí.

Guardo el celular en el fondo del bolsillo y no lo vuelvo a sacar. Chiqui saca el suyo y dispara como loco. El grueso lo mira jodido y se cagan de risa. Entre gorilas se entienden.

Sigue la joda y ahora el capitán se nueve frenético por toda la pista. Manos detrás de la nuca y codos en alto aleteando sin pausa. No le tenemos mucha fe porque está cada vez mas cerca del partido homenaje, pero el tipo se las arregla para flexionar rodillas y avanzar en cuclillas de acá para allá y viceversa. Un mostro.

El Negro Figura, otro abonado al bolique, saca a relucir su peinado techo a dos aguas y también se adueña de la escena. Se encara todo lo que le pasa por al lado y tenemos que agarrarlo entre cuatro porque no hay forma de que el novio de la flaca no se le venga al humo. Zafamos por el momento.

El clima se pone denso en todo sentido y decidimos que mejor picarnos el champion. Son casi las cinco de la matina y Chiqui quiere que salga torneo de pool. Cuesta encontrar la salida y el pibe pretende que le emboquemos a la pelotita. Ni en pedo.

Al lado nuestro, el Negro Figura sigue buscando que algún novio celoso le llene la cara de dedos pero se asegura que valga la pena. También se queda.

No, pa, ya no estamos para estos trotes.

12 comentarios:

  1. Tentador, habrá que ver de q se trata. Tira las coordenadas y decile a Chiqui q tenga el celular abierto q cualquier problema lo llamamos.

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  2. Romario vivía de joda pero hizo mil goles. Por casa como venimos??
    Buen relato pluma, va a haber un antes y un despues en la vida de Polvorines y espero que el choboli este a la altura del aluvión de gente que va a llegar!!

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  3. Vos no estas para estos trotes, o es la imágen que te preocupa vender?, nadie va a un cheboli así si no está para esos trotes? Sacate la careta pluma !!!

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  4. Te he visto en esos trotes y en otros mas densos así q evitame la de hacerte la víctima. A Vicenza hay q ir de eso no quedan dudas.

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  5. Buen relato, aunque la noche no fue barata para voce.... remis al asado, pago de asado, remis a lo de jota, tragos boliche, remis a casa.....

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  6. awanteeee el bicho meca de zona norte jaja!

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  7. "Nuestro lateral izquierdo tiene tres pelos castaño claro y el contraste es un escándalo".

    Volvió el pluma que le gusta a la gente.

    El sabado voy a Viccenza.

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  8. q peligroso el tachero copandose con ese tema de arjona... vos venias con escote?

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  9. no nos dejes con la intriga y contanos quien es el enganche goleador...

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  10. Un grosso MkT consumiendose todo el credito del escabio, jaja, buena frase como la de agrandar la trucha para sentirnos un poco profetas de la caprichosa... sos mas q el negro dolina, jaja!

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  11. todavía no lo leí, hacía mucho que no pasaba por acá, van mis saludos por este medio y leeré now

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  12. Pluma, gracias por volver a este canal. Que no se corte!

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