Me dejaron a gamba


Quince días, a lo sumo un mes.

Arrancaba octubre y la vecina se tenía fe para que el permiso saliera rápido. Tishei y yo también. Y la tropa ni te cuento.

No había forma de evitar el trámite porque la pobre mujer era viuda y estaba en el medio del baile de la sucesión y todo ese rollo. Y para vender el auto necesitaba el permiso del juez de menores porque tenía pibitos menores de edad.

Pasaron los primeros quince días. Nada.

Fines de octubre y llegó la hora de rajarme para España por laburo. El panorama para Tishei era un espectáculo. A gamba y con la tropa sumida en la efervescencia que le causaban mi ausencia zarpada y los avatares del cambio de movilidad, que por el momento era inmovilidad.

Volví al mes. Ni la sombra del permiso. Al toque aparecieron los primeros síntomas de la urticaria porque los-quince-días-a-lo-sumo-un-mes ya habían sido dos meses con días que parecían durar entre treinta y treinta y cinco horas.

Los fondos se reían a carcajadas desde algún rincón de su escondite. Me provocaban sin miramientos y más de una vez pensé en hacerlos volar por el aire transformándolos en unas vacaciones primera división. La mesura ganó la pulseada solamente cuando el buena onda de Jota nos sumó a la lista de elite que disfrutaría de la mansión alquilada en la aldea andina.

Todavía había chances de cerrar algo a tiempo como para no dejar pasar esta oportunidad, pero sabíamos que la feria judicial estaba a tiro de piedra y no había lugar para ningún paso en falso. Si el permiso no salía, había que esperar a febrero.

La noticia fue como untarse aloe vera sobre una picadura de abejorro. La vecina dueña del auto mostró su sonrisa por primera vez en todo el proceso y convocó a conferencia de prensa para informar que el permiso había sido concedido. Y que al día siguiente teníamos cita en el registro automotor para abrochar la transferencia. Vamos vamos los pibes.

A primerísima primera hora rumbeamos en masa para el registro. La vecina cargaba con un bibliorato que rebalsaba de fotocopias, documentos judiciales, certificados y otras yerbas. La acompañaban sus dos hijos mayores que tenían que chantar su firma para dar conformidad a la venta. De nuestro lado fuimos Tishei y yo que nos salíamos de la vaina para darle un corte al asunto.

Esperamos nuestro turno con la tranquilidad de que ya estábamos a metros de la bandera a cuadros. Sólo un despiste podía dejarnos fuera de la carrera.

Interesantes duplas las que se arman en el registro entre vendedor y comprador. Los dos felices. El vendedor porque finalmente logra sacarse de encima ese muerto que ya se convirtió en una máquina tragamonedas. Y el comprador porque cree que ese muerto es en realidad un igual-a-cero que no le va a traer ningún problema.

El despiste llegó con forma de empleada pública. La señora, después de revisar las toneladas de papeleta, se bajó un toque las gafas de lectura para no perderse ni un detalle de la metamorfosis que sufrirían nuestras caras. Que lo lamentaba pero que a uno de los oficios le faltaba el número de DNI de los herederos y que no había forma de seguir con el trámite.

La vecina me decía por lo bajo que unos meses antes ella había vendido su otro auto con la misma documentación. Me lo decía a mí porque no quería hacerle frente a la señora que parece disfrutar dando malas noticias.

No me quedó otra que acercarme al mostrador con cara de malo. Le indiqué amablemente a la señora que ya se había hecho una operación con esa misma documentación y que tenía forma de comprobarlo si revisaba los archivos.

Pensé que me boxeaba. La mina perdió la poca compostura de la que gozaba y me tuvo larguísimos segundos contra las cuerdas. Me repetía en todos los dialectos que ella era la directora del registro, que sabía perfectamente cómo hacer su trabajo y que no necesitaba revisar nada.

Perdido por perdido, le canté la falta. Que por lo visto había cosas que escapaban a su estricto control y que a lo mejor le convendría rever los procedimientos.

Abandonamos el registro antes de que la señora llamara a seguridad. Con las manos vacías pero con esa satisfacción berreta que produce sostener una discusión caliente sabiendo que no lleva a ningún lado.

Entre los últimos gritos de la señora creímos escuchar que ya no había manera de concretar la operación antes de la feria. Parece que el oficio tenía que volver al juzgado, debían rehacerse los testimonios, o algo así, y luego volver al registro, donde la señora seguramente nos recibiría con los brazos abiertos.

Como todo eso no entraba en los pocos días que quedaban, salimos en busca de otra alternativa. Pero ésa es otra historia, todavía más bizarra, que en cualquier momento cuelgo del blog. Paciencia.

13 comentarios:

  1. aclaremos que mientras el señorito estaba de visita en la madre patria por acá teníamos que coordinar pooles escolares, médicos, cumpleaños, etc... toda una odisea

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  2. Parece que lo que sí anda sobre ruedas es la facturación de T que tiene todos los papeles en regla.
    JMO

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  3. jaja, está genial pero solo para contarlo nomás, jajaa!

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  4. volviste plumaaaa!!!! mira qeu te pasan cosas raras a vos eh, ajjaajaa! pobre tishei tener que arreglarse sola con toda la tropa ... a ella la dejaron a gamba mas que a vos, jaja!

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  5. "La noticia fue como untarse aloe vera sobre una picadura de abejorro".
    Buena neneeeeee... sos todo un poetaaaaa

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  6. Buen cuento, siempre que le pase a otro.

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  7. JPP la dejaste a la patrona un mes sola sin auto y con toda la crianza... vos si que sos todo un hombre de ole bajo el brazo, jajaja!

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  8. querido, lo viví bastante de cerca y mientras sucedía me impresionaba tu capacidad para tener este tipo de situaciones. Será tu necesidad de escribir lo que hace que te pasen este tipo de cosas? por si acaso yo dejaría de escribir un tiempo...
    Abrazo y el verano que viene será ....

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  9. "Con las manos vacías pero con esa satisfacción berreta que produce sostener una discusión caliente sabiendo que no lleva a ningún lado". Jajajaja, es tal cual!!

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  10. ¿ya tienen auto? se extrañaban los cuentos... el problema es el PJ!!!

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  11. Hermano anónimo: paciencia, dijo pluma que la historia continúa en el próximo blog.
    Jota querido: no seas determinista, las cosas no pasan para ser contadas.
    Amigo Josemir: no es cuento...
    Hermana Tishei: no tanto lamento que no es para tanto.
    JMO: vas por mal camino, la AFIP es lo mas parecido al infierno.
    Anónimo de "volviste pluma" Que poco mundo tenés... (mas bien que poca ARgentina) ¿qué lo que le pasó es raro...?
    KEREÓN (P.M.P.)

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  12. Kereón: me parece que te fuiste mambo! Asumo que no sos "Pluma encubierta", porque estoy segura que ni siquiera en medio de un brote psicótico serias capaz de responderme eso!!!!!! El autentico Pluma respeta a su cara mitad!
    Y te adjudicaste el derecho de réplica, que es exclusivo de Pluma, con la clara intencion de sembrar discordia. Poco serio lo tuyo!

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  13. JPP, espero estar incluido en el relato posterior. Estoy disfutando del kia...fierrazo!
    paddynho

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