China ataca Kamchatka

La señora abuela estaba desconsolada y a punto de echar espuma por la boca.

Le dijo al oriental que lo iba a agarrar de las solapas y que lo iba a samarrear para todos lados.

La señora abuela no podía concebir su almuerzo de sábado sin su tinto de siempre. De los chinos podía esperar una leche vencida, una mozzarella con hongos del tamaño de una cebolla o que le cobren la cucharita de plástico para el yogur. Pero jamás que la dejen sin su vinito.

Me están cortando las piernas, parecía decir con una mirada entre triste y enfurecida.

Es que el súper chino se cuadró enseguida cuando los muchachos de la muni cayeron en sus autos importantes con vidrios oscuros y dejaron una ordenanza que prohibía la venta de alcohol ese día.

Nada de material etílico porque había show musical en el playón de la estación de Tigre. Esta vez le tocaba a Fito Páez sumarse a la campaña "hagamos fulbito para la tribuna", encarada por el intendente que tiene como deporte nacional sacar a relucir el comedor que se hizo a nuevo con la guita de los jubilados y subirse las medias para las fotos de prensa.

La última vez había estado Nonpalidece y parece que los seguidores de los Marleys argentos se habían llevado hasta el alcohol de quemar y armaron un desparramo de novela.

El amarillo dueño del súper miraba el número que había montado la abuela y no podía reprimir esa sonrisita oriental que la hacen de los nervios pero que suena a burla.

La abuela se sacó del todo y le gritó que iba a terminar como los chinos que aparecen en los noticieros después de un ataque mafioso. Que no se iba a ir del local hasta que la dejaran comprar su vino.

El chino no se fue al mazo y también levantó la voz. Todo lo que se le entendió fue algo como "vino no, vino no, multa pol vendel, mas de veinte mil pesos".

La abuela no escuchaba, literalmente. Y en una reflexión filosófica sólo para entendidos, vociferaba que el almuerzo del sábado sin vino ya no podía ser su almuerzo del sábado.

La cosa se ponía cada vez más interesante porque ninguno cedía ni diez centímetros, pero pensé en la flaca, que me había acompañado y miraba con los ojos mas abiertos que de costumbre, lo que no es poco.

Pagamos y nos fuimos.

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8 comentarios:

  1. jajaja, buenisimoooo!! lo mejor lejos es la foto del super chino, jaja!

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  2. debe ser la única ordenanza que cumplió el chino.
    abrazo
    muy bueno
    TD

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  3. muy bueno! la foto mortal. La reflexion para entendidos... no la entendi.
    besos a la flaca
    Caro

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  4. Bien pluma biennnnn!! buen post!! los chinos te cobran la cucharita y el frio de la cerveza... y prohibidos los lacteos y fiambres, solo bebidas o perecederos...

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  5. "hagamos fulbito para la tribuna" es genial. Pinta de cuerpo entero al amigo Massa y su ballet.
    Buen post JPP!

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  6. Asi como a nadie se le niega un vaso de agua, a una pobre anciana no se le niega su escabio del sabado al mediodia... un insensible el chino... bueno, tampoco descubro la polvora...

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  7. Ojo Pluma con quien te metes eh... no te convienen ni los chinos ni massa, uno mas pesado que el otro...

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  8. juajuaaaa!!! aguanten los super chinos, son lo masssss!! jaja.

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