Buena onda salir de musical


La moza es una monada, demasiado simpática. Nos hace pasar con un exceso de ceremonial que no me cabe ni un poco y nos pregunta cuántos somos. La miro a Tishei y miro atrás nuestro. No veo a nadie más. La moza se ríe bajito y se da cuenta de que la pregunta estuvo de más.

El boliche es bastante más grande de lo que parece desde afuera. Avanzamos por el pasillo central entre mesas que en su mayoría están vacías y nos acomodamos en una para dos. Agarramos la carta al toque y le pedimos a la moza que nos sugiera algo que marche rápido porque hay una hora hasta que arranque el musical.

La verdad que no leí ninguna crítica de la obra. Sólo conozco la historia así como por encima. Pero cuando pasé por la puerta del teatro, hace un par de días, pintó comprar un par de entradas y hacerle una invitación sorpresa a Tishei. Es que no hay con qué darle, soy un romántico incurable. Al menos eso me dijo una compañera de laburo cuando me vio llegar con los tickets.

Y, sí, pasta. De una. Otra cosa no se puede pedir en un fino restó italiano. Los dos platos, según el menú, vienen con salsa a base de crema de leche. Un carajo.

"No trabajamos salsa blanca", me tira la moza casi como ofendida. No, a esta mina no se le cae la cara porque la tiene pegada a la cabeza. Levanto el plato con las dos manos y se lo acerco para que ella misma pueda ver bien de cerca el embalse aceitoso de salsa blanca en cuyas profundidades, se supone, están los ravioles. Me dice otra vez que no. Insisto. Vuelve a negarlo. Canta el gallo.

Decido no pedir otro plato porque no hay tiempo y porque, además, no tengo ganas de que todo el personal del boliche haga fila en la cocina para chantarle un garzo antes de traerlo. El finísimo restó resultó ser tan auténticamente italiano como Stella y Amore, la pareja que es feliz porque puede comprarse de todo con la tarjeta del Santander.

Salimos y todavía falta media hora para la función, pero igual la cola para entrar ya tiene casi una cuadra. Nos sumamos. Es una fila prolija y civilizada, no hay cánticos, no hay amenazas, no hay policía montada que te tire los caballos encima. Un lujo.

Se nos acerca una señora y nos pregunta si queremos colaborar con el mal de chagas. Mi otro yo me hace gestito de silencio hospital justo cuando estoy a punto de preguntarle a la mujer si para eso tengo que criar vinchucas. No veo otra forma de colaborar con el mal de chagas. Ahora, si lo que quiere es combatirlo, bueno, ahí sí lo charlamos. Tishei, que me conoce como nadie, se ve venir la salida inmadura y le agradece rápido con la cabeza.

Entramos al teatro y buscamos nuestras ubicaciones. Todas las filas y las butacas están perfectamente identificadas y son fáciles de encontrar. Igual, se nos acerca casi a la carrera una simpatiquísima promotora pidiendo que le permitamos los tickets y nos señala los dos asientos donde ya casi estamos sentados. En la mano tiene una pila de programas bien atenazados. La miro qué onda y me sonríe. Tishei me sopla que quiere propina. ¿Lo qué? Nos quedamos sin programa y sin la posibilidad de leer media carilla con la data de la obra y otras quince páginas de publicidad medio pelo. Una desgracia.

Una voz en off de lo más elegante nos da la bienvenida pero al toque lanza la amenaza: prohibido sacar fotos, prohibido filmar, prohibido grabar. Y un remate brillante: al que no obedezca, "se procederá a retirarle el material". No logro hacerme la imagen de la promotora forcejeando con el gordo que tenemos al lado para obligarlo a entregar su cámara si el tipo decide usarla.

Se apagan las luces pero lo que no se apaga es la perorata del flaco que tengo atrás. Una máquina de saltar de un tema a otro sin necesidad de nexo. Lo acompaña una señora más o menos mayor, que calculo será una tía que hace mucho que no ve y la está poniendo al día de todo lo que le pasó en los últimos quince años. Cuando finalmente se calla siento algo parecido a cuando termino de cortar el pasto y se apaga el ronroneo insufrible de la máquina.

El musical está once puntos. La primera hora y media pasa casi sin que nos demos cuenta porque la estamos pasando bien. Llega el break y el hombre-radio arranca de vuelta, justo desde la segunda parte de la palabra que dejó por la mitad cuando su tía le pidió que se callara. Una tortura.

También atrás, pero tirados un poco más a la derecha, hay un grupo de chilenos. Los güeones, sin ningún miramiento, comentan bien fuerte que la superproducción es mala y que se sienten estafados. La respuesta no se hace esperar: "si no les gusta, pueden volverse a Chile y disfrutar de una obra allá, si es que encuentran algún teatro en pie". Noooo, durííííísimo.

La segunda parte es todavía mejor. La joyita es un un mini concierto de la orquesta que está ubicada debajo del escenario. Lo hacen para que todos nos percatemos de su existencia, de que no es música grabada, y entonces el público va descubriendo la ventanita por donde puede verse a los músicos que le ponen una garra impresionante.

No sé cómo mierda hacen los dos protagonistas para cantar a los gritos y no quedarse afónicos, una cosa de locos. Capaz que hacen como el Gringo, el tipo que nos alquilaba los caballos en La Cumbre y que, además, se vendía como la voz más cotizada de todo el valle de Punilla. Para mantenerse activo y poder responder a tanta demanda de las peñas locales, se mandaba gárgaras con limón cuatro veces por día y con eso andaba fenómeno. También nos aseguraba que los matungos que nos alquilaba habían sido premiados en el festival de la doma y el folclore. Un capo el Gringo.

El musical parece estar llegando a su fin y la gente interrumpe con aplausos cada treinta segundos. La cosa tiene su cuota de emoción, pero no da para lo que hace el gordo que tengo al lado, el mismo con el que me estuve codeando durante toda la obra para ganarle el apoyabrazos. El tipo se para y levanta los brazos como si fuera un cura rezando el padrenuestro, con los ojos cerrados y en un nivel de abstracción que casi mete miedo. El hombre radio ahora le dice a la tía que el público argentino es irrespetuoso por naturaleza; que esta persona que le tapa casi todo el escenario es un maleducado. Los chilenos ya se fueron hace rato. Cuando la obra termina, el gordo vuelve a poner los pies sobre el piso y rompe en un aplauso ensordecedor y sostenido. Los protagonistas saludan una y otra vez, y el gordo sigue aplaudiendo. Empiezo a preocuparme por su salud porque ahora está transpirando como demasiado pero no afloja con el aplauso y el alarido emocionado. Ya me veo tratando de reanimarlo después del soponcio y no me gusta nada. Como quien no quiere la cosa, la agarro a Tishei del brazo y enfilamos hacia la salida mientras miro hacia atrás y me parece ver que al gordo le están empezando las convulsiones. Parecen convulsiones. El gordo intenta seguir demostrando lo mucho que se ha visto tocado por la obra.

Salimos y nos topamos con esa especie de embudo que arman siempre para obligarte a pasar por el puesto de merchandising. Dudo un instante pero al final decido no ser parte de ese altísimo porcentaje de desprevenidos que son carne de cañón. Esos que salen con tal nivel de excitación y entusiasmo que terminan comprándose la vincha que viene con la cara del protagonista impresa en el frente y que sólo puede ser usada desde el teatro hasta el auto. Después hay que archivarla para no dejar en evidencia que te empomaron con semejante huevada.

No es Broadway, pero la avenida Corrientes está radiante y la gente camina sonriente. Programa buena onda esto de ir cada tanto a ver un musical, lo recomiendo.

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19 comentarios:

  1. Parece que hoy soy yo el primero en comentar! JPP: juntaste acidez durante un mes y la volcaste toda junta en este post!! jajaja! Está buenísimooo!!

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  2. "si es que queda alguno en pie" quien dijo semejante hijadeputez??? no habrás sido vos no?? juaa! muy bueno el relato, ahora mi mujer lo va a leer y me va decir aprende y llevame alguna vez...

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  3. "no trabajamos salsa blanca" es genial, ecxelente post.

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  4. Jajaja! tremendo post JPP! pobre la mujer que lucha solitaria contra el mal de chagas, pobres los chilenos, pobre moza, pobre promotora, pobre gordo emocionado... pobres, pobres... tomate una dosis de buenaondil concentrado!!

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  5. JP, por favos pasá los nombres del restaurant y de la obra. Uno para no ir y el otro para ir.
    Abrazo
    PD: Hacemos golf el sábado antes del asado?

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  6. Te vi caminando por Corrientes y llevabas una vincha estampada así que no te hagas el boludo!! jaja, buenísimo el relato abrazo!

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  7. Te banco a full con no darle un cobre a la promotora... lo único que falta es que encima de pagar la fortuna que salen esos musicales tengas que dar propina para que te den un programa de mierda!!

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  8. Me encantó Tishei, nombre de heroína oriental a full!!

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  9. Muy bueno! Menos mal que el musical estuvo bueno y que "Corrientes está radiante" juajuajua, eso sí es un comentario romántico...juajuajua...Grande Tishei que evitó tu respuesta y que, como consecuencia, recaiga sobre vós la mal-dición de chagas.
    Abrazo al jugador de 90 minutos a ritmo casi profesional.

    JMO

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  10. Muy bueno Jpp!!! como todo jueves, me haces reir con tus comentarios acidos!!!
    Decime que no es verdad lo de los chilenos! no puede haber alguien taaaaaaaaaaaaan malo!!
    Lo de la salsa blanca nos paso una vez! te acordas? fuimos a almorzar a un bolichin del centro, y el mozo juraba que la salsa rosa era fileto y crema!!! mas salsa blanca imposible...
    y otra cosa: los odio a Stella y Amore, esa propaganda tiene el poder de ponerme de mal humor!!! jeje
    Saludos!

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  11. Además de evitar su respuesta, tuve que darle un frasco entero de milanta antes de que publique el post! imaginense como venía!!!!!!!
    me encantó lo de heroina oriental, suena mucho más top que el "vietnamita" que me decían cuando era chica.

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  12. Romantico incurable... tomatelassssss!!!

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  13. Jajajaaa!! muy bueno! me mató lo de las tres negaciones y el canto del gallo, casi una irreverencia sacrílega!! estas cada día mas limado, en serio JPP, pero nos haces reir, que no decaiga!!

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  14. "Colaborar con el mal de chagas..." Pobre gente, JPP, ¿podés ser tan cruelmente exigente lexicalmente hablando? No. No, al menos, si siquiera "dudas" sobre pasar o no por el puesto de las vinchitas...
    Cien por ciento cruel!

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  15. No busquen buena onda. Quedó toda en el título.

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  16. MC: todavía tengo mucha acidez para ofrecer, me sobra.

    Anónimo 1: naaaah, cómo se te ocurre?

    DDD: una caradura la moza.

    Anónimo 2: se me ponen en fila porque saben que sin ellos no hay post.

    Cabe: las mil y unas noches. El restó... no puedo dar el nombre, temo represalias, tienen mis datos por la tarjeta.

    Anónimo 3: ah, vos eras el que me saludó disimulado porque andabas de trampa? Con razón firmaste anónimo. No te mando al tefren porque tengo códigos.

    Canalla: no te enojes! Y sí, el programa era una cagada (lo miré over shoulders).

    Pili: ¿heroína x femenino de héroe o por la droga? No importa, es las dos cosas...

    JMO: estaba radiante y llena de energía... cuac!

    Caro: me acuerdo de aquella vez, sí, pero el mozo era grandote así que mucho no insistimos! Stella y Amore dos cachafaces.

    Tishei: me hiciste adicto al milanta. Beso, mi heroína vietnamita.

    Anónimo 4: no te pongas celoso, es algo que se aprende con la práctica.

    ABC: irreverencia sacrílega? no será mucho?? Sale señal de la cruz por las dudas.

    Amanda: "... cruelmENTE exigENTE lexicalmENTE..." No soy tan cruel, no voy a decir nada de esa cacofonía... ahí chusmeé tu blog, excelente!

    Anónimo 5: Un poco también en tu comentario.
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  17. Muy bueno el relato, Vietnamita (que recuerdos che!).
    Con semejante experta en cocina no creo que se le pasara el cambio de una salsa por otra.

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  18. Sos un ortiba JPP, la moza pregunto cuantos eran porque a veces hay otros que llegan mas tarde y no necesariamente vienen todos juntos. Salvo ese detalle el resto esta impecable!

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  19. susana de Rio Gallegos20 de abril de 2010, 9:42 a.m.

    Pasamos navidad con Ustedes de película los comentarios por suerte no soy la única que le suceden los chantajes cada vez que intenta salir con su esposo Horacio en Rio Gallegos u otros sitios...aveces comer pastas con barro termal puede ser mas atrapante Besos mil a la Fanilia Susana

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