Calavera no chilla


La discusión va tomando temperatura. El repositor le explica que la promo dice claramente que la oferta es hasta agotar stock. La señora clienta le responde que lo que se está agotando es su paciencia, que no hay forma de que se hayan terminado los acolchados a menos de una hora de haber abierto. El repositor tiene puesto el cassette y deja claro que no le pagan por razonar, así que repite la misma frase unas tres o cuatro veces.

La clienta, que ya no tiene forma de levantar ese piña-va piña-viene de la lengua, deja caer su piel de señora bien y le dedica una frase que mejor no pongo porque hay gente que curte onda inadi dando vueltas por el blog. Y no son gente fácil.

Me fumo todo este peloteo contra el frontón mientras espero que se libere el muchacho. Necesito preguntarle por qué carajo donde un día están los enlatados, al mes encontrás los productos de belleza que la consumidora promedio cree que sirven posta porque lo dice una señorita linda en la tele. O sea, venís dos o tres veces, te aprendés dónde está cada cosa y, tomá, te cambian todo de lugar.

Amago encararlo pero la verdad que no quiero escuchar el lado B del cassette, así que nada, lo dejo ir y me quedo parado frente al plasma viendo las diez repeticiones del gol de Pasculi a Uruguay en el ochenta y seis. Pienso qué será de la vida de Pedro Pablo y de golpe me acuerdo que hace unos días me pareció verlo en la zona de San Fernando atendiendo un boliche de empanadas regionales. Casi seguro que era.

Pelo la listita de lo que tengo que comprar. La listita está buena para no tener que dar vueltas al pedo por todo el súper. Pero como tengo todo anotado sin ningún criterio lógico, voy a terminar dando vueltas al pedo lo mismo.

Arranco por góndola de criaturas. La patrona me pidió óleo y algodón, pero a mí me van las toallitas. Porque a la hora de los bifes, óleo más algodón es demasiado trámite.

Lo que gastás si tenés un pibe es una cosa de locos. Pero lo que te parece una torta termina siendo un vuelto al lado de lo que te cuesta el pibe más crecidito. Y cuando son más de uno ni te cuento. Decí que son muy borregos para entender, pero no estaría mal hacer un arreglo para que esa inversión tenga algún tipo de retorno cuando nos metan en un geriátrico. De mínima, que no nos toque uno de ésos en donde te encierran en un sótano y te dan para desayunar una pastillita que te deja como piña de Tyson.

En la punta de la góndola me encuentro con uno que anda en situación más o menos como la mía. Maniobra con dos carros y uno lo tiene lleno de pañales. Si es porque están de oferta voy a aprovechar para stockearme. Pero no: después de encontrar los precios -que para variar están corridos de lugar por obra y gracia de un remarcador disléxico- veo que no, que no están en oferta. O sea que el flaco de verdad usa todo eso.

Paso haciendo un par de fintas para esquivar los dos carros pero no puedo evitar impactar en el segundo. Le pido perdón con una mueca y me hago el buena onda:

Tené cuidado cuando salgas porque con lo salado que es todo eso sos número puesto para un asalto de salidera supermercaria.

La intervención me sale como el culo porque no le hace gracia. Ni una media sonrisa, nada. En cambio, no se qué carajo me ve pero termino siendo una especie de válvula de escape.

Aprovechá la vida porque cuando llegan los hijos la cosa da una vuelta en el aire. Los hijos son lindos pero te chupan toda la energía, física, psíquica y económica. Te obligan a hacer mucho sacrificio y terminan afectando la estabilidad emocional de la pareja.

No, che, este muchacho necesita ayuda profesional. Estoy a punto de decirle que su consejo me llega once años tarde pero prefiero desaparecer silbando bajo y dejarlo con su mujer, que acaba de aparecer en escena con unos trillizos que lloran a tres voces. Su mujer quiere saber cómo es eso de la falta de estabilidad emocional.

Sigo caminando las góndolas y pasando al lado de productos que termino de cargar en la cuarta o quinta pasada por falta de timing. Al rato el tráfico de carros se pone jodido. Me topo con una vieja que deja su carro en el medio del pasillo, mientras se baja un toque las gafas y lee la fecha de envasado de las aceitunas negras que finalmente no va a llevar. Paciencia.

Me cruzo otra congestión en zona fiambres. Cola de diez o doce personas esperando su galletita con porción miserable de bondiola. Hace un rato que desayunaron pero como esto es gratis hay que entrarle igual.

Cuando creo que ya tengo todo, me pongo a repasar la listita. Pero no tengo birome para ir tachando así que el chequeo lo hago una vez, dos veces, tres veces. Tengo todo, incluidos los caprichos que no están en la canasta básica y que provocan la ira de la patrona a la que siempre se le exige afinar el lápiz a la hora de gastar.

No quiero caer en el clásico de que me toca la caja más lenta, pero es así. Siempre es así. Es como cuando el auto te deja de garpe y pide taller: siempre va a ser con el tanque lleno. Y el mecánico, muy amigo de la manguerita, te deja lo necesario para llegar a la estación de servicio más cercana. Antes de eso te bate con cara de velorio que tuvo que cambiarle un repuesto que yo no sabía ni de su existencia pero que nos hizo ahorrar unos cuantos mangos porque él los consigue más baratos. Sarpullido me sale, mirá.

Posta que el trámite en la caja se está demorando. Lo que me molesta no es tanto el tiempo que puedo perder sino la reacción de los que están en la fila. Empiezan a chistarle a la cajera como si la cajera se divirtiera haciendo esperar a la gente, dejáte de joder. Entre todos éstos hay un fierita que se divierte, que se la toma con soda, o sin soda porque así pega más pega más.

Mami, a ver si nos apuramos que se me vence el yogur.

Las carcajadas son contagiosas, de verdad. Hasta la cajera, albina por decisión, esboza una media sonrisa que le hacer olvidar el mal trago del cliente anterior, que se acordó de todo su árbol genealógico porque no le pasaba la tarjeta. Después de todo lo que se morfó adentro, al gordo desagradable lo tendrían que haber pasado por el escáner para mandarlo en cana.

Mi turno llega después de que ya me leí entera la revista que edita el supermercado, que es todo lo interesante que puede serlo una revista que edita un supermercado. Me la dejaron ver de onda, porque encima la cobran.

En el estacionamiento tengo que frenar dos veces antes de llegar al auto. Primero, para correr la cadena que en general ponen en el lugar para embarazadas para que nadie se meta. Un cráneo el de la idea, porque si hay algo que a una embarazada le cuesta hacer, entre otras sesenta y ocho cosas, es bajar y subir del auto.

La segunda parada la hago porque escucho que de un auto salen los gritos de una enajenada que le está cantando las cuarenta a un pobre chabón que no hace más que bajar la cabeza. En el asiento trasero lloran los trillizos.

Calavera no chilla diría mi vieja.

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15 comentarios:

  1. me encantó! pero insisto que el oleo es mejor, no se paspa tanto!!!!

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  2. Buenísimoooooo!! Es taannn cierto...Ahora digo, será a todos los que leemos este blog que nos tocan las cajas lentas o todas la cajas son lentas???
    En poco tiempo, muy poco, votaré por el óleo o las toallitas...bahhh si sigo teniendo internet porque después de leer lo de los gastos...me quedé un poco asustado.
    Saludos
    JMO (así después no me preguntás si era mi pluma o no)

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  3. jajaaaaa!! muy bueno! Lo del fierita es MUN-DIAL, una ocurrencia bien de cancha te diria!!
    jmo: te das cuenta que es la mas lenta porque ves lo rapido que van las de al lado...
    AG

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  4. excelenteeeeeee... una buena forma de distraerse de la rutina de laburo, bien jpp!!

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  5. Impecable! Siempre me saca una sonrisa... aparte es taaaan real.
    Para resaltar: la cadena en el lugar de las embarazadas!!! Me paso y trate de correrla y encima de molesta... es pesada...

    Caro

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  6. jajaja, la definición que hiciste de la revista de carrefour es de las mejores cosas que leí en este blog... "todo lo interesante que puede ser una revista que edita un supermercado", jajaja!!

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  7. JPP: PPP, o sea Pedro Pablo Pasculli, ya ni habla castellano. Se quedó a vivir en el norte de Italia. Debe tener toooda la cadena de casas de empanadas de la Padania, el Piamonte y aledaños.....

    Abrazo, Guille

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  8. espectacular!! de lo mas groso que lei en tu blog sobre todo porque es todo tal cual, le pasa a cualquiera pero lo describirs 10 pts!! queremos mas!!

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  9. TJ, sos igual que CP.
    Muerte al Calcareo!!!!
    Y si paspa a ponerle Hipoglos o que se hagan de abajo!!!!

    JEJEJEJEJE

    JPP: Una pincelada como siempre!!!

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  10. Excelente JPP!! Anque escrito ayer, una gran distracción de viernes para mí!
    Es tal cual lo del super! para la gente apurada, que compren por la interné así no hacen cola en la caja!

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  11. "albina por decision" mirá que sos hdp eh!!
    muy real lo del mecánico que te chorea la nasssta, un clasico!!
    exclente relato, muy bueno de verdad.

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  12. jajajaja. Cada párrafo es una historia real que nos pasó a todos ... Eso sí: lo de la albina por elección puede caer en la garra de los del inadi que comentaste antes ... estilo jueza Parrilli. PP

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  13. VSVASQS (vos si vas a saber quien soy)4 de noviembre de 2009, 4:36 p.m.

    que groso se puso el tema de las iniciales, me gusta, los que los conocen dice: ah! tenía razón es fulanito!!, el resto no tiene la más mínima idea (hoy estoy fino) de quien es y saltea el comentario.
    El relato: una góndola de larga vida con el 30% de descuento
    Abrazo

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  14. Juampi, tus comentarios buena onda, onda "te van a afanar" se presta para eso o para que te reputee!!!y no le podes hacer eso a tu mujer: poner extras que NO estan en oferta en la canasta, es no conocerla.
    Y tb me encanto lo del yogur
    Majo
    (basta de iniciales!)

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